Muchos son los secretos y claves que nos dan para el éxito: Que la atención al cliente, la personalidad de marca, la experiencia de compra, la interacción por redes, el valor agregado… ¡en fin! Ya no sabemos cuál de todos lo es realmente, y la verdad es, que la clave del éxito de una empresa es una mezcla de todos estos factores y si queremos ponerle un nombre específico sería:

Convertir una marca en un estilo de vida

Si ves detenidamente los factores de éxito que mencionamos antes, todos hacen parte de un proceso para convertir tu marca en el estilo de vida de sus clientes y así, lograr que estos se sientan plenamente identificados.

Piensa en cualquier marca actual que sea grande, exitosa, famosa y por la cual las personas estén dispuestas a pelear en redes sociales, usar ropa con su logo e incluso preferirla, aunque sus productos sean más costosos que los de la competencia; todas ellas tienen algo en común y es que sus clientes, fieles y acérrimos amantes de la marca, se sienten parte de ella y, por consiguiente, de un grupo selecto de (millones) de personas que compran sus productos.

Lograr este grado de conexión con el cliente y construcción de personalidad de marca, no es sencillo, como lo mencionamos al principio se trata de un proceso compuesto de muchos esfuerzos que en conjunto y con el tiempo rendirán sus frutos. Para iniciar la puesta en marcha de los esfuerzos mencionados antes, podemos seguir los siguientes pasos:

Conocer al cliente:

Más allá del ámbito en el cual consumirá tu producto o servicio, conoce a fondo los gustos, percepción sobre temas actuales, tipo de humor, emociones que más generan empatía e incluso sus personajes de infancia favoritos. Los detalles que debemos saber a manera general sobre nuestros clientes varían de una marca a otra, sin embargo, en ningún caso se debe restar importancia a la información que podamos conseguir sobre ellos y que nos hable de su personalidad.

Tono de comunicación:

Una vez conocemos la personalidad de los clientes podemos dirigirnos a ellos de una forma apropiada, pero antes de hacerlo, es necesario establecer unas normas de comunicación. De la misma forma en que cada individuo tiene un modo particular de comunicarse: formal, amistoso, sensual, coloquial etc., nuestra marca debe comunicar incluso con su forma de expresarse en todo canal y situación (desde un correo electrónico hasta la respuesta de un comentario en Facebook con un emoticón pasando por, si se tiene, el saludo en el punto de venta físico).

Difunde tu mensaje:

Luego de edificar la personalidad de tu marca, empieza a difundir el mensaje de la misma: interactúa con tus clientes, construye una experiencia de compra, dedica tus esfuerzos a comunicar justo lo que tus clientes quieren oír y, sobre todo, ten constancia pues este proceso no se completará de un día para el otro.

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